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Los cinco arrepentimientos de las personas que están cerca de morir


Como me pasa muchas veces, no me acuerdo muy bien quien me dio la recomendación de leer el libro de Bronnie Ware, además se trata de un tema que escapa un poco del tenor habitual de este blog dedicado a temas de RRHH, DO, liderazgo y coaching. Sin embargo, qué tema más pertinente para la gestión de personas que la muerte, ya que como decía Neruda: “de cuando en cuando y a lo lejos hay que darse un baño de tumba”, para constatar que hagamos lo que hagamos nos vamos a morir y es importante dejar un legado, construir nuestros sueños y como dice el movimiento scout “dejar el mundo un poco mejor que como lo encontramos”.


Por supuesto que, como vivimos en mundos interpretativos, recordar nuestra mortalidad puede llevarnos a adoptar una posición de hacer lo que queramos sin medir consecuencias, algo así como “lo comido y lo bailado no nos lo quita nadie” o llevarnos a un nihilismo existencial en que nada importa, caminando hacia el sinsentido y la resignación vital. Yo prefiero verlo como un recuerdo constante de la importancia de tener un propósito y darle valor a la vida.


La autora, cuenta sobre su trabajo de cuidadora en Australia de personas con enfermedades terminales y las conversaciones que sostiene con ellas antes que fallezcan, preguntándoles ¿de qué se arrepienten? No se trata de una investigación científica con una muestra significativa ni intervalos de confianza, para nada. Se trata de una indagación humana, pudiéramos decir cualitativa y fenomenológica.


¿Qué descubre? Encuentra que las personas que se van a morir tienen cinco lamentos o arrepentimientos. Qué bueno escucharlos ahora que, aparentemente, tenemos mucha vida por delante, ya que ello nos permite mantener el rumbo y enmendarlo si lo perdemos. Claro que decir que tenemos mucha vida por delante es una ironía, ya que en cualquier momento, incluso inesperadamente nos “visita la parca” y “emprendemos el camino a los avernos”. Esto me recuerda la hermosa canción de Serrat “Mediterráneo”: “Ay, si un día para mi mal viene a buscarme la parca, empujad al mar mi barca con un levante otoñal y dejad que el temporal desguace sus alas blancas y a mí enterradme sin duelo entre la playa y el cielo”


Vuelvo a las reflexiones de Bronnie, ¿de qué se arrepienten las personas antes de morir?


1.- Ojalá hubiese tenido el valor de vivir una vida más acorde con mi forma de ser, no la que otros esperaban de mí.
2.- Ojalá no hubiese trabajado tanto.
3.- Ojalá hubiese tenido el valor de expresar mis sentimientos.
4.- Ojalá no hubiese perdido con contacto con mis amigos.
5.- Ojalá me hubiese permitido ser feliz.

Recuerdo una vez haberle escuchado al gran coach Marco Leone que todos los modelos de coaching sirven si son capaces de cuestionar nuestros modelos mentales y hacernos más libres. Su reflexión me lleva a pensar cuánto tiempo gastamos (algunas personas más y otras menos) en la vida tratando de complacer a otros, nuestros padres, nuestros abuelos, la pareja, los hijos, los hermanos, o a un otro generalizado vago y difuso como “los demás” perdiendo en el camino respecto de nuestros sueños y respecto de nuestro deseo genuino de ser quienes somos por agradar a los demás.


También me hace mucho sentido el segundo lamento, con el que me siento especialmente identificado, para qué trabajar tanto, postergando con ello la vida diciendo algo así como “en el futuro, en algún momento disfrutaré de lo que me gusta, de quienes me quieren y a quienes quiero” y cosas parecidas o, peor aún, trabajando por comprar bienes materiales para impresionar a otras personas que no nos conocen ni les importamos, muchas veces en un afán consumista desmedido. Creo que aquí hay un gran aprendizaje, sobre todo para los hombres, graduar nuestra dedicación al trabajo y no perdernos en el camino.


Creo que cada uno de los lamentos expuestos por la autora da para largas reflexiones y conversaciones, especialmente con los amigos y seres queridos, sobre la felicidad, sobre los sentimientos, sobre las amistades profundas y verdaderas.


Sin querer ser grave, aunque la muerte es un asunto serio y trascendente me puse a buscar canciones en internet y descubrí que incluso Wikipedia tiene una página sobre el tema. En mi opinión, una gran canción para cerrar, el show debe continuar, por Queen.

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