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Foto del escritorCarlos Díaz Lastreto

Focus: Daniel Goleman


Leí este libro de Goleman en pocos días. Pensaba encontrarme con más de lo mismo y me encontré con un tema que me pareció muy interesante. He hablado antes de este autor y sus ideas sobre inteligencia emocional y liderazgo. En este libro se enfoca sobre un tema bien particular, con amplias implicancias para la vida y para el liderazgo, el tema de la atención.

Señala que el término atención viene del latín attendere que significa “ir hacia”, es lo que nos conecta con el mundo, delinea y define nuestra experiencia, “el modo en que utilizamos nuestra atención determina lo que vemos”.

Es interesante esta idea, pues señala reiteradamente que nuestra capacidad de atención determina nuestro desempeño al realizar una tarea. Si es raquítica, lo haremos mal. Si es musculosa podremos sobresalir. Por ello, pese a su importancia en nuestro modo de afrontar la vida, es un bien poco conocido y poco valorado. Solemos darla por sentado y notar su impacto cuando ella falta.

La atención tiene varios aspectos básicos como la concentración, la atención selectiva, la conciencia ampliada y su direccionamiento, el que puede estar enfocado hacia el exterior, hacia el interior o hacia los demás. Respecto de esto último dice que “una vida satisfactoria exige destreza en cada una de estas facetas”.

La atención es una capacidad que se puede desarrollar, funciona de un modo similar a la musculatura, si se usa poco se atrofia y si la ponemos en acción se desarrolla. Por ello quienes tienen algún tipo de déficit no deben caer en la resignación, se puede hacer mucho por mejorar. Probablemente el primer paso es darse cuenta de esta situación y, paso a paso, trabajar para mejorarla.

Distingue dos tipos de atención: la atención ascendente y la descendente. La primera es más rápida, involuntaria y automática, intuitiva (funciona a través de redes de asociación), impulsiva (guiada más por las emociones), ejecutora de rutinas, rectora de nuestros modelos mentales del mundo. La segunda es más lenta, laboriosa, el sitio del autocontrol, capaz de aprender nuevos modelos, es el lugar de la atención voluntaria, la disciplina y la decisión selectiva.

La relación entre atención ascendente y descendente es muy interesante, sobre todo en relación al aprendizaje. Muchas pautas se aprenden poniendo atención descendente y luego, cuando se va alcanzando maestría se van “traspasando” al control de la atención ascendente y, de hecho, colocarles mucha atención consciente hace que el desempeño disminuya de nivel o calidad.

La atención selectiva, descendente, es la capacidad de seleccionar un objeto, ignorando un mar de estímulos en los que es posible enfocarse. Cuando más fuerte sea esta atención tanto más podemos involucrarnos en lo que hacemos y alcanzar también mayor aprendizaje. Para ello hay que evitar las distracciones, que pueden ser de dos tipos: sensoriales (un “mar de estímulos”) o emocionales (las emociones propias y de los demás).

Goleman hace una interesante relación entre atención y liderazgo. Para lograr sus metas los líderes necesitan los tres tipos de dirección de la atención: interior, exterior y hacia los demás.

Respecto de la atención hacia el interior, la atención dirigida hacia uno mismo. Este es el lugar del autocontrol, de la intuición, de la conexión con los valores, del darse cuenta de las emociones por las que estamos atravesando. Un líder “poco atento a su interior” es un líder desconectado que no maneja el timón de su vida, que no se da cuenta de lo que le sucede.

En relación a la atención hacia el mundo de los demás. Esta atención tiene que ver con la empatía, con la capacidad de leer a los otros. Un líder atento, en esta dimensión, mejora las relaciones con las personas que forman parte de su vida, es capaz de “leer a los demás” y hacer algo productivo con ello. Un líder “ciego” al mundo de los demás se pierde, se desconecta.

Finalmente, la atención dirigida al exterior, permite leer sistemas y navegar por el mundo, desarrollando capacidad estratégica, perspectiva. Señala Goleman que en el desarrollo evolutivo del ser humano esta capacidad no se ha desarrollado mucho y es crucial trabajar en ella. Un líder “indiferente” a los sistemas más amplios es un líder vulnerable, incapaz de detectar patrones y pautas relevantes en el entorno.

Los últimos capítulos del libro se enfocan particularmente en liderazgo y atención. Hay algunas ideas interesantes

Los líderes se encuentran constantemente demandados por situaciones, problemas que resolver, personas o asuntos que atender por lo que aprender a dirigir la atención a lo necesario y fundamental es prioritario. Si los líderes no aprenden ello se pierden en sus objetivos.

En este sentido, los líderes talentosos son hábiles para reorientar la atención en el sentido correcto, en el momento indicado, detectando tendencias y realidades emergente y capturando oportunidades.

Los líderes van construyendo un relato acerca de lo que es significativo en la organización para sus seguidores, este relato transmite lo que es significativo, lo importante, motivando a las demás personas a resonar con su atención y energía.

La atención tiene mucha relación con otros fenómenos como el aprendizaje, la empatía, las relaciones personales, la felicidad, temas que seguiremos conversando. Sobre este último, comencé a leer el libro “Diseña tu felicidad”, de Paul Dolan, quien hace interesantes alcances sobre atención y felicidad, aunque sin mencionar a Goleman.

Descubrí un video donde entrevistan a Goleman, quien habla del tema del libro.

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