Comencé a escribir este blog los primeros días de septiembre del año 2011, como una forma de “soltar la mano” para atreverme a escribir más y mejor y como una suerte de trabajo terapéutico para hacerle frente a un jefe abusador y maltratador que me tocó tener justo en ese periodo.
En relación a lo primero creo que el objetivo se ha ido logrando, con este artículo precisamente completo cien posts publicados lo que es una cantidad interesante. Además, tengo el juicio que la calidad de los artículos escritos ha ido mejorando, con más claridad de ideas y propuestas acertadas. Además de reflexiones he comenzado a comentar sobre autores y libros, que amplían la perspectiva sobre el campo y creo que eso es valioso. No me gusta cuando la gente pasa “gato por liebre” e indica ideas que no son propias como tales, mejor señalar las fuentes e integrarlas.
El blog tiene un promedio cercano a las cincuenta visitas diarias, las que vienen mayormente de Chile, México, Colombia, Ecuador, Argentina y EEUU. He visto registros de visitas de India, Rusia, China, países europeos, incluso de Ucrania, etc. Al día de hoy tienes 83 seguidores, que amable y gentilmente se han registrado para recibir novedades del blog. Cada vez que posteo entran cerca de 100 a 150 personas a mirar lo que he escrito. El artículo top, que más visitas tiene es uno que escribí sobre Terroristas, mercenarios, rehenes y apóstoles seguido por un artículo sobre Heifetz y su enfoque sobre liderazgo y aprendizaje.
Cada vez que posteo algo lo indico en Facebook y por Google +, también hago un link a los posts en el sitio web www.recursohumano.cl. A veces lo señalo en Linkedin también. En la página de mi profesora de coaching ejecutivo Laura Bicondoa han referenciado un artículo sobre coaching ejecutivo. Todo lo anterior me tiene muy satisfecho y decidido a continuar cultivando este proyecto.
En relación al segundo propósito que indiqué al inicio, me acuerdo de condorito y su famoso “muera el roto quezada” con lo que Pepo se encargó de funar por siempre a ese señor Quezada, sea lo que fuera que le hubiera hecho. Lo pasé muy mal y podría escribir páginas enteras de las locuras y desatinos que observé que realizaba el jefe en cuestión no sólo conmigo sino que con muchas otras personas en el lugar donde trabajábamos, además podría resumir odio hacia otras personas que miraron para el lado o “hicieron la vista gorda” ya que probablemente decir algo o hacer algo podía implicar que la locura se dirigiera hacia ellos, pero no tiene sentido cultivar el resentimiento pues estoy convencido que eso me desgasta más a mí que a nadie más.
Me preocupa como las organizaciones, tanto públicas como privadas, promueven a jefes maltratadores, cortoplacistas e incompetentes, pensando que de ese modo va a mejorar la calidad de los resultados e incluso, la calidad del clima organizacional. Hay un libro muy interesante de Stanley Bing, “Su jefe está loco”, en el que describe a los jefes abusones, paranoicos, narcisistas, blandengues y “cazadores de desastres”, cada uno con su sintomatología o el libro de Iñaki Piñuel, “Mi jefe es un psicópata”. Dice la sabiduría popular que un modo de conocer a alguien de verdad es darle poder y parece haber algo de cierto en ello.
Veo, como el buen liderazgo hace que las organizaciones florezcan y como el mal liderazgo hace que se transformen en espirales de falta de logro y de sufrimiento humano. Estoy de acuerdo con las reflexiones de Peter Senge sobre tener cuidado con el paradigma del liderazgo heroico, en que se piensa que el trabajo fundamental lo hace el líder y entonces todo depende de él y que cuando la organización no funciona hay que cambiar al líder. No obstante ello, la visibilidad, centralidad e importancia de los líderes es crucial para muchas organizaciones y por ello líderes competentes, criteriosos y “sanos” son fundamentales para cualquier organización.
En este sentido comparto cada vez más la visión de Heifetz que el liderazgo tiene que ver más con que las personas le “dan autoridad” a otro y que esa autoridad debe ser utilizada para “tensionar”, para generar aprendizajes adaptativos. En este sentido, el liderazgo es esencialmente un problema de naturaleza política y que los buenos líderes deben aprender a mantener esa autoridad, incrementarla y gestionarla en beneficio de la organización. Esto es muy distinto de la “jefatura” la que se basa en el poder o atribuciones del cargo y es esencialmente limitada o, al menos muy restringida. Creo que esto es la base de la idea actual que los jefes nombrados formalmente necesitan ganar autoridad y ser reconocidos como líderes además de jefes, sólo eso les permite mayores recursos para mover a sus equipos.
En esta línea las ideas de Heifetz deben complementarse con Kouzes y Posner, quienes indican que la “credibilidad” es la característica esencial del liderazgo. Las personas le dan a autoridad a otro porque es creíble, porque cumple sus compromisos, porque es consistente su discurso privado con su discurso público, porque da el ejemplo. Por eso que nuestro sistema político y social tiene una crisis de liderazgo, ya que la credibilidad de muchas “autoridades” es muy baja y, lo peor, no hacen mucho para recuperarla.
Mi blog se enfoca en estos temas, incluyendo psicología laboral, recursos humanos, coaching además de liderazgo, por lo que seguiré explorando y reflexionando sobre estos tópicos. Procuro alejarme de la contingencia inmediata para darle más perspectiva a los fenómenos aunque no dejo de mirar lo que ocurre en nuestro país y el mundo para asombrarme de los seres humanos, con su lado oscuro y luminoso. Ahora mismo, con el terremoto que ocurrió hace pocos días atrás, como surge mucha ayuda y solidaridad a la vez que egoísmo y falta de compromiso.
Gracias a quienes me tienen paciencia con este blog, me animan a escribir y me regalan su amistad.